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Selección

De Batistuta a Chilavert: duelo de goleadores

Hace 24 años, en un partido entre Argentina y Paraguay por las Eliminatorias, los dos hicieron historia con sus tantos: esa noche Bati superó a Maradona como goleador de la Selección y Chila le volvió a convertir al Mono Burgos

Por Federico Del Río

Era la cuarta fecha de las Eliminatorias para el Mundial 1998. De un lado, Argentina, dirigida por Daniel Passarella, con un arranque irregular: un triunfo, un empate y una derrota. Del otro, Paraguay, con el brasileño Paulo Carpegiani en el banco, llegaba tras una victoria y una caída porque después tuvo fecha libre. El estadio Monumental repleto y en la cancha, figuras como Batistuta y Ortega, que tenían que sortear la resistencia del Toro Acuña, Celso Ayala y José Luis Chilavert.

Germán Burgos; Javier Zanetti, Roberto Ayala, Fernando Cáceres, José Chamot; Christian Bassedas, Matías Almeyda, Hugo Morales; Ariel Ortega; Guillermo Barros Schelotto y Gabriel Batistuta fueron los 11 que puso el Kaiser. A los 27 minutos, el delantero de la Fiorentina se hizo cargo de un tiro libre que sorprendió a Chilavert: lo pateó al palo del arquero, que se movió hacia atrás de la barrera y después no pudo reaccionar. Para Bati ese tanto tuvo un sabor especial porque fue el número 35 con la camiseta argentina, superando a Maradona, a quien había alcanzado como máximo goleador.

Ese récord de Bati se extendió hasta sumar 54 goles con la Selección Argentina hasta despedirse en el 2002. Los tres partidos de la primera fase del Mundial de Corea/Japón fueron las últimas presentaciones del goleador. El título le duró 14 años hasta que, cuándo no, Lionel Messi logró quebrar esa cifra y llegar a los 55 gritos con la celeste y blanca. Leo, que ya va por los 70, sumó 55 en la Copa América Centenario, con un tiro libre frente a Estados Unidos que sirvió para clasificar a la final.

Pero aquel 1 de septiembre de 1996 tuvo otro grito muy particular. Tres minutos antes del final del primer tiempo, hubo una falta de Chamot que sancionó el brasileño Da Silva y Chilavert salió despedido de su arco para hacerse cargo del tiro libre. Catalino Rivarola se le acercó, pero el arquero ordenó que se parasen bien en el mediocampo por si fallaba, pero no dejó que nadie más toque la pelota. Burgos armó la barrera, pero cometió un error similar al que su colega había tenido en el 1-0. Se paró lejos de su palo, casi detrás de la barrera. El paraguayo lo notó y buscó ese lugar con un remate bajo. El arquero argentino se tiró, calculó mal, la pelota picó delante de él y se fue a la red.

Enseguida el Mono, tirado en el piso, se agarró la cabeza porque sabía que era gran responsable de ese empate. Además, no era la primera vez que sufría por un gol de Chilavert: cinco meses antes, en el Amalfitani, había quedado en ridículo con un remate del paraguayo desde atrás de la mitad de la cancha que hizo una parábola interminable bajo la lluvia y que aterrizó adentro del arco de River. Fue otro de los tantos históricos de Chila, que no sólo se ganó el reconocimiento por sus excelentes condiciones para atajar y por sus provocadoras palabras a la hora de declarar sino también por una pegada envidiable, que tuvo a Burgos como víctima en más de una oportunidad.

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