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Opinión

Un DT campeón del mundo en sabiduría

La oportunidad como entrenador y el reconocimiento le llevaron su tiempo, pero tuvo su hora al frente del seleccionado y se convirtió en un referente que dejó una huella y transmitió valores inolvidables

Alejandro Sabella falleció a los 66 años
Alejandro Sabella falleció a los 66 años (TNT Sports)

Miraba por encima de sus lentes pequeños y escuchaba atento. Siempre escuchaba. Derrochaba humildad y sabiduría. Compartía su conocimiento y, a pesar de ser una persona reservada, siempre tenía tiempo para una charla y para intercambiar conceptos. De fútbol y de la vida.

Su fuerte amistad con Daniel Passarella en su paso por River lo llevó a ser su ayudante de campo en el club de Núñez y el entrenador de la reserva millonaria que moldeó jugadores como Marcelo Gallardo y Matías Almeyda, entre tantos otros. Luego también siguió como colaborador del Káiser en la selección argentina en las eliminatorias y en Francia '98, en la selección uruguaya, Parma, Monterrey, Corinthians y nuevamente en River.

Después de 15 años de trabajo como ayudante de campo, el hombre que tuvo como ejemplo a Manuel Belgrano y que repitió hasta el cansancio las palabras “humildad” y “sentido de pertenencia”, tomó vuelo propio en 2009 cuando desembarcó como DT en su querido Estudiantes. En solo cuatro meses obtuvo la Copa Libertadores. Estuvo cerca del olimpo en la recordada final perdida con Barcelona en el Mundial de Clubes de Abu Dhabi. Messi le arrebató el sueño después de un planteo destacado por toda la prensa internacional. “En enero de 2010, yo estaba en la orilla de la playa, en Cariló, porque hacíamos la pretemporada, estábamos con la carpeta escribiendo y pasó corriendo uno y me gritó: "¿Todavía lo estás buscando a Messi?". Y me dio una bronca... Que me duró tres segundos, y después me empecé a reír porque el tipo tuvo una chispa bárbara. Le conté esta anécdota a Messi, se empezó a reír y a partir de ahí tuvimos una relación muy amena”, contaría tiempo después un tipo que hizo de la nobleza y la lealtad sus estandartes.

La despedida del Pincha fue tras la conquista del Apertura 2010. A los 56 años, recibió la confirmación para conducir al seleccionado argentino hacia Brasil 2014. Quienes lo conocieron en la intimidad dan cuenta de que Sabella pregonó con el ejemplo. Hiperactivo puertas para adentro y siempre preocupado por brindar el mejor entrenamiento posible. Las variantes tácticas lo obsesionaron y buscó mucho el consenso en el diálogo con sus dirigidos. “Quiero una selección que sea sólida en defensa, que tenga un mediocampo consistente y que sea agresiva en ataque atacando (sic) los espacios”. Pretensiones que se hicieron realidad en la selección de los cuatro fantásticos y en la que Messi fue ungido como capitán. Uno de los puntos salientes de su asunción en la selección.

Brasil 2014 quedará por siempre en la memoria colectiva del hincha argentino. Puede decirse que fue la Copa del Mundo del gran reconocimiento para Sabella. Más allá del plano deportivo, de la oportunidad perdida y la sentencia de la final con Alemania, la conducción del entrenador dejó una huella y una transmisión de valores. El 13 de julio del 2014 en el Maracaná dirigió su último partido. Nada menos que la final del mundo en Brasil contra Alemania (0-1). Poco tiempo después comenzaron sus problemas de salud. “Vivo en La Plata, en Tolosa, un lugar donde estoy como protegido”. En su casa de Tolosa recibió y alojó a todos los vecinos que pudo en las inundaciones que golpearon a la ciudad de La Plata en 2013. Un ejemplo, en todos los órdenes y no sólo en el fútbol. Lo demostró todos los días de su vida.

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