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Opinión

Simeone, el valiente más contradictorio

Nadie duda del coraje y la personalidad del Cholo. Sin embargo, no se comprende que no se anime más en situaciones como estos cuartos de final que marcaron la eliminación de su Atlético ante el Leipzig. El gran derrotado fue el hombre que sólo conjuga el verbo ganar. Además, lo expone la imperdible comparación de millones con los alemanes. Su equipo en este caso no era el modesto como tantas veces. Ahora era el magnate, pero jugó como un mendigo. ¿Cómo sería en esta versión experimentada un Simeone algo más ofensivo?

El Cholo Simeone en el banco del Atlético en los cuartos de final de la Champions
El Cholo Simeone en el banco del Atlético en los cuartos de final de la Champions (EFE)

Nadie a Diego Simeone le puede cuestionar su valentía. Ni antes como futbolista ni ahora como entrenador. Sin embargo, algunas de sus conductas como técnico lo muestran más que contradictorio. No se comprende que en ciertas situaciones no se anime más alguien con tanto coraje, con semejante personalidad.

Queda desnudo el Cholo con esta cruel eliminación de su Atlético de Madrid, en cuartos de final de una Champions League que le venía regalando guiños de todo tipo. Marchaba por el sendero de la llave con menos espinas. Ya había dejado atrás al último campeón, al Liverpool, en su casa, en Anfield Road, con una remontada para la memoria, como para creerse de verdad que esta vez sí por fin podía atrapar esa Orejona que nunca pudo levantar. Ya se había quedado afuera el Real Madrid, su bestia negra en las dos finales perdidas. Ahora le tocaba el Leipzig, un muy buen equipo, con un entrenador distinto (Julian Nagelsmann), pero con una billetera mucho más acotada y que encima había perdido a su hombre más contundente (Timo Werner), transferido al Chelsea en 53 millones de euros... Aquí el gran perdedor fue ese hombre que sólo conjuga el verbo ganar. Le faltó grandeza en un escenario que lo exhibía como el poderoso.

La idea no es utilizar la frase que pronunció el Cholo en la previa: “Ganar es lo único”. Algunos la manipulan y la transforman en “ganar como sea”. Se entiende que siempre Simeone la pronuncia dentro de los límites reglamentarios. Malintencionados abstenerse. Ya forma parte de su sello. Seguro que no le importa que esas palabras sean utilizadas en su contra. Espalda le sobra.

Existen otros interrogantes tal vez más jugosos para el análisis... ¿Tan enamorado está el Cholo de su idea calculadora y de su discurso exaltando la obviedad del resultado que ni siquiera puede adosarle un porcentaje más de audacia en escenarios que se le insinúan más que favorables? ¿Será que tan grande es el Simeone-DT que a veces termina devorado en forma inconsciente por el Simeone-personaje? Las respuestas, por supuesto, sólo él las tiene.

Eso sí, la durísima despedida del Atlético contra el Leipzig dispara evidencias que se imponen con todas sus fuerzas:

-El Atlético regaló una hora de partido, la primera, mirando más que jugando, tratando de controlar más que lastimar, como si la pelota fuese una mala palabra. No fue un problema de despliegue. Según las estadísticas de la UEFA, corrieron casi lo mismo los jugadores del Atlético (115,9 kms) que los del Leipzig (115,6 kms).

-El muchachito de los 126 millones de euros, Joao Félix, estaba en el banco. Entró en el minuto 58, cuando Simeone resolvió romper la idea inicial. El portugués, en apenas 13 minutos, desarmó la estructura alemana con verticalidad, atrevimiento y un par de caños deliciosos. En ese lapso, además, le cometieron el penal que él ejecutó con una calma impropia de sus 19 años. A Joao Félix lo puso Simeone, pero también lo había dejado en el banco el mismo Cholo. Al cabo, esa decisión lo expone al entrenador.

-Ya con el empate, ni siquiera el Atlético pudo sostenerlo para trasladar el partido al alargue, como en Anfield Road, cuando dio vuelta al campeón Liverpool. Al final, lo perdió.

Es lógico que Simeone se encuentre convencido de su propuesta. Bajo su mando y sus preceptos, ya suma casi una década en el Atlético de Madrid coronando los mejores momentos de toda su historia, con múltiples conquistas: dos Europa League, dos Supercopa de Europa, una liga española, una Copa del Rey, una Supercopa de España... Demasiado. Y algo más: dos finales de Champions perdidas con el Real Madrid.

Lo que no suena lógico es que el Cholo no modifique matices en ciertas circunstancias. No puede jugar del mismo modo contra el Liverpool en Anfield que ante el Leipzig en Lisboa. A no olvidarlo: en Inglaterra, llegó al alargue de milagro, por las manos de Oblak. Partidos así no se ganan siempre. Ahora, el Leipzig, muy buen equipo, con variantes, dinámico, hambriento de protagonismo, vacío de miedos, dirigido por un Nagelsmann tan joven (33 años) como revolucionario, era una amenaza, pero no tan potente como la del Liverpool. Había espacio para proponer otra historia.

Vale jugar con los millones de euros, según los precios de los fichajes y las cotizaciones fijadas por el sitio web Transfermkt. A comparar entre el Atlético y el Leipzig:

-El valor de mercado real indica que todo el plantel del Atlético vale 784 millones de euros contra 507 millones del Leipzig...

-Los 11 titulares del Atlético en Lisboa suman 452 millones, promediando cada uno 41 millones... Los del Leipzig, casi la mitad menos: 298 millones se acumulan entre los que jugaron de entrada, con un promedio de 27 millones por futbolista...

-Simeone, para torcer el resultado, cambió tres jugadores por 137 millones. El Cholo movió 45 millones de euros por cada cambio contra 18 millones de promedio por cada variante que hizo Nagelsmann. El DT alemán realizó cuatro modificaciones. Las cotizaciones de esos cuatro futbolistas reúnen 74 millones de euros…

-El Atlético gastó en fichajes 243 millones de euros contra 74 que invirtió el Leipzig...

Brutal contraste. Igual no es una Cenicienta el Leipzig. Detrás se encuentra la empresa de bebidas energizantes Red Bull, que tiene otros clubes, como el Salzburgo en Austria y el New York en la MLS de Estados Unidos. Apuestan a buscar jugadores jóvenes. Invierten en ellos. Hay una estrategia. Un ejemplo es el francés de 21 años, Dayot Upamecano. Red Bull se lo compró al Valenciennes hace cinco años en 2.200.000 euros y lo desarrolló en el Salzburgo. Hace dos años y medio, con un monto establecido en 10 millones, lo mudó al Leipzig... Upamecano la rompió defendiendo con seguridad y atreviéndose a jugar y salir rompiendo líneas. Lo hizo contra el Atlético de Madrid que de arranque tuvo sentado en el banco a Joao Félix, 19 años, contratado hace un año en 126 millones de euros...

La diferencia de billetera a favor del Atlético era demasiado potente. Ahora no era el modesto como en tantos duelos pasados. Ahora era el magnate, pero jugó como un mendigo.

Tan bonito es el fútbol que los millones a veces pueden ser cacheteados por una idea saludable, atrevida. De todos modos, atención: así como sorprenden equipos como Leipzig, ¿no pueden sorprender los entrenadores retocando su idea sin alterar la esencia?

En esta aventura de cuartos derivada en frustración total, algo a Simeone seguro le faltó, pero no fue valentía. Hay que ser valiente y/o estar muy convencido de lo que se propone para sostenerse en la cautela con el contexto de estos cuartos de final. Lo más fácil era arriesgar. Lo imponía el marco general. Está claro: el Cholo no parece dispuesto a cambiar. Por algo nunca le abrió la puerta a la Selección Argentina en los últimos años. No encajaría un planteo como ante el Leipzig bajado a sus jugadores celestes y blancos, entre ellos Lionel Messi...

¿Este Simeone ya experimentado podrá incorporar algo más de audacia, recuperando aunque sea una mínima dosis de aquella versión inicial que en Estudiantes y en River a veces rozaba el desequilibrio? ¿Sería mejor o dejaría de ser Simeone? ¿Este impacto lo hará reflexionar en ese sentido? Hoy es este Cholo, el valiente más contradictorio. Una pena que no arriesgue un poco más.

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