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Opinión

River tuvo mejor semana que Boca

El equipo de Russo, por culpa de sus grises en el juego, desperdició el impulso que supone ganar un Superclásico. El de Gallardo, con sus respuestas en la adversidad total, en cinco días ya borró su eliminación en la Bombonera. Son más placenteras las sensaciones futboleras millonarias que las xeneizes.

Enzo Pérez fue el arquero del Millonario en la Copa Libertadores
Enzo Pérez fue el arquero del Millonario en la Copa Libertadores (RIVER)

Por Enrique Gastañaga

Tan inexpresivo es el juego de Boca que desperdició los efectos de un triunfo Superclásico coronado hace apenas cinco días. No hay caso: el equipo no despega. Volvió a quedar expuesto con Barcelona de Guayaquil. Sigue sin encontrar su DNI futbolero. No tiene modo de demostrar su identidad. En cambio, el perdedor del partido más grande del fútbol argentino, en la adversidad más absoluta, supo reinventarse. Al final, enfocando sólo en las sensaciones futboleras y dejando de lado los dos casos de Covid-19 que se le sumaron hoy (Paradela y Angileri), River tuvo mejor semana que Boca.

La sensación se apoya en diversas razones. Sin embargo, existe un motivo central: Enzo Pérez-arquero mata Superclásico. Un hecho histórico, inolvidable, puede más que un Boca-River raro por el brote masivo de coronavirus en los millonarios y resuelto por penales. No hay dudas.
Pasa porque River coronó una hazaña tres días después de perder por penales en la Bombonera: ganó un encuentro de Libertadores con un jugador de campo lesionado defendiendo el arco y sin suplentes. Lo hizo con un plan que respetó a la perfección, con ambición, con convicciones.

Ocurre porque Boca en su cancha a un River disminuido no pudo superarlo en el juego ni en el resultado durante los 90 minutos. Es más, gritó un gol que debió ser anulado: Tevez claramente empujó a Maidana. Era falta. ¿Qué hubiera sucedido si el árbitro Tello cobraba esa infracción? Si imponiéndose casi desde el principio nunca pudo establecer la supremacía que se imaginaba en el desarrollo, ¿qué hubiera sucedido con Boca sin romper el cero a cero? ¿Hasta dónde hubiera padecido su dificultad para jugar?

Por algo Boca tardó en darse cuenta de que había ganado el Superclásico. Nadie reaccionó en el momento en que Julio Buffarini convirtió el penal definitorio. Era victoria y pasaba a semifinales, pero no era una clasificación completa.

Todo se potencia porque un día después de la epopeya copera de un River súper emparchado, apareció Boca con algunos retoques en su partido de Libertadores y de nuevo dejó miles de interrogantes encerrados en una incógnita medular: ¿a qué juega?

Las diferencias entre uno y otro no sólo se limitan al funcionamiento. River también ganó porque, en ese contexto de adversidad total, ya contra Independiente Santa Fe, descubrió a Lecanda y a Peña, dos juveniles que ahora Gallardo sabe que puede incluir en su manojo de alternativas. Además, Julián Alvarez jugó un partido para coleccionar. Al revés, en Boca: cuenta con demasiadas individualidades estacionadas en un peligroso “ni”.

Muchos jugadores xeneizes, con Carlos Tevez a la cabeza, decían que se habían sacado una mochila eliminando a River. La que seguro todavía no pudieron sacarse es la mochila del juego. Es que Boca se sostiene por ahora sólo con resultados, mientras River se mantiene hace rato con una idea. Por eso no debe extrañar que Enzo Pérez-arquero mate Superclásico...

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