Imagen ilustrativa sobre TNT Sports

Mirá todos los partidos del fútbol argentino en vivo.

SUSCRIBITE
Opinión

Riquelme y su pecado mayor: Boca sin 10

Es todo un símbolo del vacío creativo que existe en el plantel. Se fue Tevez y dejó libre esa camiseta especial. Iba a ser para Cardona, pero desencantó volviendo tarde. Ahora no se la darían a nadie. Vaya paradoja: no hay 10 en el equipo que tiene como presidente futbolístico justo a Román, el paradigma del 10.

Carlos Tevez, el 10 que eligió irse, y Edwin Cardona, el que iba a heredar ese número pero al final no lo recibirá. ¿Quién podría hacerse cargo de esa camiseta tan pesada?
Carlos Tevez, el 10 que eligió irse, y Edwin Cardona, el que iba a heredar ese número pero al final no lo recibirá. ¿Quién podría hacerse cargo de esa camiseta tan pesada? (BOCA)

Por Enrique Gastañaga


Dicen desde la intimidad del mundo Boca que no inscribirán a ningún futbolista con el número 10. Parece un detalle, pero no lo es. Primero, significa el reconocimiento de un vacío de juego brutal. Después, representa un pecado de Román que jamás se podía imaginar. ¿Cómo se entiende que no cuente con un 10 justo el equipo que tiene como presidente futbolístico a Riquelme, el paradigma del 10? Archiconocido, híper gastado, el viejo refrán cada tanto aplica: en casa de herrero, cuchillo de palo…

Riquelme no viene acertando con el 10 de Boca desde que asumió como dirigente. Primero, al ídolo que acaba de irse, a Carlos Tevez, no lo cuidó, más allá de lo que Román diga, más allá de las palabras de ocasión del Apache, más allá del último abrazo forzado. Si le hubiera regalado algunos mimos mucho antes, tal vez Carlitos no se hubiera ido y ahora este inconveniente no existiría.

También Román, con su paladar singular, eligió a Edwin Cardona como refuerzo. Creyó en su talento indiscutido. No le importó la irregularidad física y futbolística antes comprobada. Tampoco se reparó en la poca rigurosidad del colombiano, ya exhibida en su anterior paso por Boca y en otros equipos. Confió en él. Apostó. Hasta que ahora, con las trabas que ponía para regresar de la Copa América cuando se lo pedían, verificó su compromiso a medias. Y se desengañó. Entonces, la idea de darle la 10 parece que sólo en una intención quedó. El castigo sería que siga con la 8 y no comprarle el pase a fin de año.

Es un mensaje directo para Cardona. Y se entiende. Y es lógico. Sin embargo, también lo es para todos. Porque según parece a nadie el 10 le asignarán. Un símbolo de la carencia de talento y de imaginación que existe en este nuevo Boca. No importa si en estas horas cambian de opinión y algún jugador recibe esa distinción. La ausencia de ese número tan especial es apenas un matiz que aporta para redondear el concepto, para resumir ese vacío creativo, y también de personalidad y de recorrido en el club para cargar con esa presión.

Sin Cardona, que además es híper irregular, no hay quien dibuje alguna historia de fantasía. Todo en este Boca es equilibrio, orden, ganas, intensidad, velocidad. Inventiva cero. Quedó bien claro en el partido contra Atlético Mineiro. No parece que la tendencia pueda alterarse de una manera impactante.

¿Cómo se sentirá Riquelme? Seguro que le gustaría otro escenario. Pero algunas cuestiones lo exceden: la realidad económica cada vez más complicada y un mercado, por ende, cada vez más duro… Eso sí, Román también es responsable de la ausencia de un 10. El tacto le falló con Tevez, el ojo con Cardona…

Encima este Boca no cuenta con otros jugadores en otras posiciones que alimenten en algún punto la esencia de ese número. Un Banega, un Gago, por ejemplo, podrían haber utilizado el 10 sin que hiciera ruido desde el rol de volante central. A lo mejor podría haber sido Pavón en su mejor versión, hace un par de años. Hoy Kichán seguro que no: anda tratando de reinventarse y pensando en irse libre cuando finalice su contrato.

Es real también que hay una crisis de los 10. Los clásicos con el tiempo se fueron extinguiendo por el fútbol y sus cambios, por los técnicos y sus miedos… Eso sí, más o menos afirmados en el equipo, más o menos identificados con el rol que el número representa, todos los grandes un 10 tienen. El de River, Carrascal, y el de Racing, Matías Rojas, suelen ser suplentes para Gallardo y Pizzi. El de San Lorenzo, Oscar Romero, hasta hace un tiempo, también miraba casi siempre desde el banco con Dabove, aunque ahora sería indiscutido para Montero. Alan Velasco, el talento precoz de Independiente, entra y sale; Falcioni lo lleva despacio.

El único gigante del fútbol nuestro sin 10 ahora sería Boca. Sí, vaya paradoja, justo el Boca de Riquelme sin 10. En casa de herrero, cuchillo de palo… Si alguien lo hubiera anticipado, nadie lo hubiera creído.

Lo más Visto