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Opinión

Papelones permitidos

Prohibido asombrarse o asustarse si los equipos argentinos en la vuelta de la Libertadores juegan pésimo, padecen resultados dolorosos y sufren múltiples lesiones. Arrancarán en una absoluta desventaja física y futbolística. A comprenderlos. A no condenar jugadores ni entrenadores ni estrategias. Fanáticos del resultadismo, fanáticos del paladar fino, abstenerse

Trofeo de la Copa Libertadores
Trofeo de la Copa Libertadores (EFE)

Tan cacheteada se reiniciará la Copa Libertadores que su competitividad no podrá evaluarse ni siquiera con las mínimas exigencias. Justo dentro de una semana habrá espacio para el primer momento del análisis frío. Será el día después del arranque de los cinco equipos argentinos. Y no importarán las respuestas de Boca, River, Racing, Defensa y Justicia y Tigre. Esta vez todas las excusas serán válidas. Todos los papelones estarán permitidos. Nada de quejas. Nada de condenar jugadores. Nada de pedir cabezas de entrenadores. A soportar estrategias amarretas. A celebrar cualquier empate como si fuese la victoria más extraordinaria. A festejar las derrotas dignas. A no dramatizar ninguna caída. A resetearse para observar y sentir el fútbol de otro modo.

No competirán de igual a igual. Gallardo, Russo, Beccacece, Crespo y Gorosito ubicarán en cancha formaciones que no habrán contado con la posibilidad de jugar ningún amistoso, casi sin prácticas de fútbol, con un mes y una semana de entrenamientos híper irregulares, alterados en todos los casos por algún episodio positivo de Covid-19. A bajar el nivel de exitismo. Si nunca es recomendable, mucho menos en esta circunstancia.

Al cabo, sucederá un escenario sin antecedentes en competencias oficiales: llegarán peor preparados que a cualquier primer amistoso de cualquier pretemporada que se recuerde. Ninguna imperfección deberá asombrar. Si no pueden dar cuatro pases seguidos, se comprenderá. Si el “9” queda mano a mano y no resuelve con justeza, se entenderá. Si los defensores pierden alguna pelota infantil en la salida, se aceptará.

El marco además es híper riesgoso. Los jugadores de los clubes argentinos se encontrarán más expuestos aún que sus rivales a las lesiones. Al tratarse de partidos por los puntos, se les hará casi imposible regular. Si en las ligas europeas se multiplicaron los inconvenientes físicos, el peligro se acrecentará en Boca, River, Racing, Defensa y Tigre. Ahí pasarán a ser claves los entrenadores y la dosificación de los cinco cambios autorizados. Atención.

Abandonando la generalidad y estacionando en las realidades individuales, tienen a su vez panoramas diversos:

# Boca. Segundo en el Grupo H con 4 puntos, visitará al Libertad de Ramón Díaz, primero con 6 y con más de un mes de rodaje en la liga paraguaya. Será híper complicado ese partido. En el equipo de Russo se agrega como interrogante el contagio masivo de coronavirus que involucró a la mayor parte de su plantel. ¿Cómo arribarán esos futbolistas al jueves que viene? Eso sí, la clasificación parece no peligrar: Caracas (1) e Independiente Medellín (0) no representan una amenaza potente y están casi igual que Boca porque tampoco jugaron.

# River. No le pudo ganar nunca a San Pablo en Brasil. Los paulistas acumularán 13 encuentros oficiales, los desarrollados en el último mes y medio. Una a favor del equipo de Gallardo: no jugará Dani Alves, lesionado. La situación en el Grupo D para los de Núñez es incierta: todos tienen 3 puntos y los otros dos equipos, Liga de Quito y Binacional de Perú, vienen compitiendo.

# Racing. Se cruzará en el Cilindro con Nacional, también con minutos oficiales encima. El Grupo F muestra a los de Avellaneda primeros con 6 junto a los uruguayos, con espalda para resistir ante otros dos equipos modestos y sin puntos como Estudiantes de Mérida (además sin competencia) y Alianza Lima.

# Defensa y Justicia. Está muy pero muy complicado porque entrega ventajas en todo. Llega sin minutos amistosos y sin puntos en el Grupo G. Arrancará jugándose todo con Delfín de Ecuador (1), ya sabiendo qué ocurrió con Santos (6) - Olimpia (4).

# Tigre. Es el que peor escenario afrontará. El equipo de Gorosito marcha último en el Grupo B. Perdió sus dos partidos y encima reiniciará en Paraguay, contra Guaraní (3). Ya conocerá cómo salió el otro partido, con el líder Palmeiras (6) como gran candidato ante un Bolívar (3) con cero rodaje.

Los interrogantes deportivos desbordan a los equipos argentinos en la Libertadores y se suman a un cóctel de incongruencias atadas a la organización y a la aplicación de los protocolos anti-coronavirus. La obsesión era poner una fecha y reanudar la Copa como sea.

Los dirigentes de los clubes argentinos en cierto modo son culpables. Es que jamás agitaron con intensidad y convicción el regreso a los entrenamientos, mientras en el resto de los países se ponían en marcha. No creyeron que la Conmebol aceleraría de verdad y avanzaría a fondo. Cuando reaccionaron ya casi no había tiempo y Argentina empezaba a vivir el tramo más caliente de la pandemia.

Así se coronará una inmensa contradicción: los equipos no están autorizados a jugar el torneo local argentino y no saben cuándo arrancarán, pero sí algunos podrán correr detrás de la pelota por la Libertadores. Como si el virus diferenciara entre campeonatos domésticos e internacionales. Aquí, claro, el Gobierno Nacional hizo lo suyo al no dar vía libre a la competencia propia. Tampoco los entrenadores y los jugadores se quejaron con fuerza y a tiempo.

Vuelve la Copa y para los equipos argentinos no parece fútbol profesional. No competirán de igual a igual. Es lo que hay. Fanáticos del resultadismo, fanáticos del paladar fino, abstenerse. A comprender todo. No habrá espacio para exigir triunfos ni para condenar derrotas. Ni para evaluar en profundidad a Boca, a River, a Racing, a Defensa y a Tigre. Si apelan a cualquier excusa sin ponerse colorados, esta vez habrá que escucharlos. Lo promueve la Libertadores de los papelones permitidos.

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