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Opinión

La noche que Desábato terminó preso en Brasil

Se cumplen 15 años de la detención del por entonces defensor de Quilmes después de un partido contra San Pablo: Grafite, delantero brasileño, lo acusó de discriminación y el argentino pasó dos días en una comisaría

Leandro Desábato fue detenido en Brasil acusado de actitudes racistas en 2005
Leandro Desábato fue detenido en Brasil acusado de actitudes racistas en 2005 (Fotobaires)

Por Federico Del Río

San Pablo había sido claramente superior a Quilmes aquella noche del 13 de abril de 2005, en el Morumbí. El equipo paulista había superado por 3-1 al de Gustavo Alfaro, en un encuentro correspondiente al Grupo 4 de la Copa Libertadores. Pero después del pitazo final se dio lo inesperado: el comisario Osvaldo Goncalves se metió en la cancha y encaró directo hacia Leandro Desábato para informarle que había una denuncia en su contra y que tenía que detenerlo. Eso sí, le dio tiempo de que fuera al vestuario a bañarse y se lo llevó.

¿Qué había pasado? ¿Quién había denunciado al Chavo? Grafite, delantero del San Pablo, había sido expulsado en el final del primer tiempo y fue quien lo denunció por decirle “negro de mierda”. El clima ya se había estado calentando desde el partido anterior entre Quilmes y los brasileños, en Argentina. El punta declaró que le habían dicho “macaco” durante todo el encuentro y hasta avisó que se pondría una pulsera blanca y negra contra la discriminación. Y en una pelota dividida, Arano y Grafite se cruzaron, el argentino lo golpeó y el brasileño empujó a Desábato, quien se había acercado a increparlo y terminó tirado en el piso.

El árbitro uruguayo Martín Vázquez expulsó a Chiche y a Grafite. El partido estaba 1-0 en ese primer tiempo y siguió con normalidad durante el segundo, donde San Pablo estiró la ventaja y cerró con un 3-1 que le aseguró quedar puntero del grupo. La sorpresa se dio con el partido finalizado, con un accionar de la policía brasileña que generó sospechas en la delegación quilmeña, que entendió que hubo un complot para que alguna complicación se les presentase. Así fue como el ahora técnico de Estudiantes terminó en la Comisaría 34, cercana al Morumbí.

Desábato pasó la noche ahí, en una celda con apenas un sillón y sin baño. Comió una pizza que le acercaron los dirigentes de Quilmes y al día siguiente lo llevaron a otra delegación en la que estuvo una noche más hasta que se pudo efectivizar el pago de 10 mil reales (alrededor de 3800 dólares en aquel momento) que fue la fianza para recuperar la libertad luego de que la carátula de la causa pasada de “injurias agravadas por racismo” a “injurias graves”. Antes de volver al país, el Chavo tuvo que firmar un compromiso que viajaría a Brasil si la Justicia lo llamase a declarar.

“Yo merecí ser expulsado por el empujón que le di, pero quiero que eso le haya servido de lección de que debe haber respeto con todas las razas. Es difícil sufrir la discriminación por el color de piel", declaró Grafite después de aquel incidente que finalmente quedó en la nada porque el delantero brasileño no siguió adelante con la causa. Para el Chavo había sido suficiente: había vivido sus peores horas encerrado en una cuarentena corta, pero indeseable para cualquiera.

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