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Opinión

George Floyd: el entierro del racismo y el gesto del mundo del deporte

En el día de su funeral, continuaron los homenajes y los pedidos de justicia expresados por sus familiares y deportistas; el debate entre los protagonistas y los que toman decisiones

Esta no es una despedida, es una celebración y un pedido de justicia”, rezan ante el féretro de George Floyd, quien fue asesinado el 25 de mayo pasado en Minneapolis, estado de Minnesota, durante la brutal detención en la que un policía blanco lo mató de asfixia cuando presionó con la rodilla sobre su cuello. Tras semanas de protestas, manifestaciones y homenajes, miles de personas despidieron los restos de Floyd, entre canciones de Gospel, Blues y Hip Hop. Muchos vestidos con remeras con la inscripción "No Puedo Respirar", la frase que repitió la víctima mientras el policía lo ahogaba hasta el suspiro final.

Por más que algunos pretendan creer que se trata de acciones aisladas, las luchas sociales continúan y los repudiables hechos racistas siguen azotando nuestra existencia. Aunque el deporte sea incapaz de impedirlo, al menos actúa como caja de resonancia para un reclamo que se hace sentir cada vez más fuerte. Conmocionados por la muerte de un hombre de 46 años que en su juventud supo jugar al básquetbol e incursionar en el fútbol americano, muchas figuras del deporte mundial se expresaron en contra del segregacionismo. Incluso algunas se pusieron al frente de las manifestaciones y estuvieron en el funeral celebrado en la iglesia "The Fountain of Praise" de Houston.

Más allá de algunas excepciones, el deporte ha sentado las bases para un reclamo de justicia global. La rodilla de Colin Kaepernick en el piso se convirtió en el símbolo universal de la protesta. La imagen del jugador americano data de 2016 y fue una manera de protestar en el medio del himno estadounidense, pero el dato llamativo es que después de ese reclamo Kaepernick se quedó sin equipo. El discurso de Muhammad Ali en televisión durante sus mejores años deportivos y combativos se volvió uno de los videos más viralizados de los últimos días. Como así también los recordados reclamos de Arthur Ashe, el único hombre afroamericano en lograr el trofeo de Wimbledon (1975); un fuerte militante por los derechos civiles de los negros y que en su momento enfrentó el Apartheid de Sudáfrica.

El asesinato de Floyd generó protestas en los Estados Unidos. Pero en el mundo también se puso el foco sobre el trato que reciben los afroamericanos y otras minorías por parte de la policía y de los sistemas de justicia. En este contexto, muchas personalidades del deporte decidieron abrazarse a la memoria del “gigante sensible”, como lo llamó Stephen Jakcson, ex jugador de la NBA y compañero de básquet en la infancia de Houston. “No hables en nombre de mi hermano”, le dijo Jackson a Donald Trump, presidente de los Estados Unidos. Kareem Abdul Jabbar llegó a decir que esto demuestra “que se abrió la temporada de caza de negros”. No son los únicos que se sintieron Floyd. LeBron James, Michael Jordan, Serena Williams y Floyd Mayweather, entre otros, se sumaron a los reclamos y hasta costearon los costos del funeral.

Aunque algunas noticias pasaron desapercibidas, hace unos días hubo un hecho que se aleja del sentido común. La Bundesliga de básquetbol, de Alemania, intentó prohibir las protestas por el crimen de Floyd. "Básicamente, las declaraciones políticas en la liga no están permitidas, ya sea de forma verbal o no verbal. Para nosotros, como en el fútbol, se aplica lo siguiente: jugamos un deporte y no hay declaraciones políticas en ninguna dirección", explicó la entidad en su Twitter oficial. La reacción de los jugadores no se hizo esperar y en su mayoría aseguraron que abonarán "cada multa" que les impongan. En la NFL, su máximo responsable, Roger Goodell, reconoció su inacción frente a la problemática de los jugadores negros y pidió perdón por “no haber escuchado” sus demandas. La FIFA fue terminante: pidió a sus miembros que no haya sanciones para los jugadores que se expresen con reclamos por el asesinato de Floyd.

A lo largo de su historia, el deporte ha tardado mucho tiempo en superar las barreras raciales. Es real que los años han llevado a la actividad a mostrar avances significativos, pero también es cierto que las diferencias estructurales, las banderas nazis y los cantos xenófobos aún dicen presente en algunos acontecimientos deportivos. Las intolerancias persisten y quizá sea posible recurrir al carisma de este o aquel deportista para intentar detenerlas. El hexacampeón de Formula 1, el inglés Lewis Hamilton, pidió a los gobiernos de todo el mundo que "eliminen" las estatuas de los "racistas" que "hicieron dinero" vendiendo esclavos, luego de que el domingo pasado fuera derribado un monumento en Bristol. En la Bundesliga alemana Marcus Thuram marcó un gol, puso la rodilla izquierda sobre el césped e imitó el mítico gesto de protesta de Kaepernick. Y hace unos días, los 29 miembros del plantel profesional de Liverpool sintieron la necesidad de arrodillarse en medio del campo de juego de Anfield (también lo hicieron los futbolistas de Borussia Dortmund y Hertha Berlín).

La intimidad de Floyd sentirá que el tiempo se detiene, mientras el resto del mundo seguirá en su andar vertiginoso. Sin embargo, sí hay parte de ese mundo que se abraza la causa de enterrar el racismo y la intolerancia. Cada vez son más los que se sienten George Floyd, ese ´gigante sensible¨ que amó el básquet y el fútbol americano y que es recordado con honores por los deportistas de todo el mundo.

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