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Opinión

Fugaces momentos de felicidad

Los hinchas argentinos, al no tener alegrías futboleras propias, nos contentamos con ciertas felicidades ajenas que adoptamos como nuestras

Lionel Messi celebrando en Barcelona
Lionel Messi celebrando en Barcelona (EFE)

Por Leonardo Gentili

En una escena de "Tango Feroz", clásico del cine argentino, Fernán Mirás le dice a Cecilia Dopazo: "A lo mejor puedo vivir sin vos, pero no quiero". Tranquilamente es lo que cualquier futbolero, tras cinco meses sin él, le podría decir al fútbol.

Ante esta ausencia, que ya duele, las felicidades fugaces con forma de balón se esfumaron en la niebla espesa del recuerdo. Es por eso que frente a determinados hechos futbolísticos, que involucren a argentinos desparramados por el mundo, nos alegramos y hasta lo gritamos como un gol (a propósito, ¡cuánto se extrañan esos alaridos orgásmicos!).

Estamos voraces de emociones, será por eso que nos emocionamos a la par de Ever Banega cuando se despidió de Sevilla. El día en el cual Lionel Messi determinó quedarse en Barcelona, algunos hasta se calzaron la "10" blaugrana para festejarlo.

Carecemos de la felicidad genuina que nos brinda el club de nuestros amores. De modo tal que salimos a la caza desesperada de logros ajenos que al menos nos arranquen una sonrisa. Por ejemplo, el debut del "Loco" Marcelo Bielsa en la Premier League, su Leeds hace su estreno ante Liverpool, o la gran actuación del "Vinchu" Facundo Medina, el pibe de Fiorito, exjugador de River y Talleres de Córdoba, en la inolvidable victoria del Lens, su equipo, contra el PSG.

Estamos ávidos de esas celebraciones que solo un triunfo de nuestro equipo puede generar. Tanta es la necesidad que los de Racing se adueñaron de los festejos del exDT de "La Academia", Eduardo "Chacho" Coudet, entrenador de Inter de Porto Alegre, que no para de ganar y es puntero del brasileirao. Varios hasta se alegraron por Jorge Sampaoli. Recordemos que Atlético Mineiro, equipo que dirige, se consagró campeón del torneo estadual.

No falta tanto. Ya volveremos a tener motivos y "nuestros" futbolistas nos emocionarán nuevamente. Eduardo Galeano decía: "No soy más que un mendigo de buen fútbol, voy por el mundo sombrero en mano, y en los estadios suplico: "Una linda jugadita, por el amor de Dios". Por nuestra parte continuamos recogiendo, a manera de limosnas, gritos y festejos de otros esperando por el regreso del fútbol y las emociones propias. Fugaces, sí, aunque incomparables.

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