El fútbol no volverá a ser como antes

Golpeado por la pandemia global, el fútbol fenece de una manera nunca vista. Con despedidas antes de tiempo y formatos inesperados. La agonía se vivió en la languidez de sus festejos, en su liturgia averiada, cuya emoción se vio afectada por la expansión mundial del Coronavirus. El mandato de la realidad hizo que la mayoría de las ligas del mundo sean suspendidas. Y con la interrupción de los torneos aparecieron, también, los problemas, las miserias y la añoranza por esos ritos que sólo puede generar la competencia.

Enfermo sin darse cuenta, el fútbol continuaba como si nada. La “bomba biológica” que significó el partido entre Atalanta-Valencia en Milán del 19 de febrero fue el más claro ejemplo, entre otros tantos. El extravío también estuvo en otras las ligas del planeta. Hasta que pelota le dio cabida al miedo y a un cambio de paradigma entendible.

Los despachos de las federaciones entregan visiones diferentes y desbordan incertidumbre. La mirada dirigencial, perdida en el trajín de la inactividad, implora por un acuerdo presupuestario, por el entendimiento de entrenadores y jugadores y, obviamente, por que vuelva a rodar la pelota. La UEFA anunció que este miércoles realizará una videoconferencia con las 55 federaciones que la integran para debatir la reprogramación de los partidos y los torneos postergados, como así la situación de los contratos y el sistema de transferencias.

El cúmulo informativo da cuenta de profesionales infectados, de clubes con sus economías resentidas, de reclamos y de comunicados entrecruzados. El costado frívolo incluye videos de futbolistas de elite en cuarentena que se animan a hacer ejercicios en una cotidianidad que dista bastante con respecto a la gran mayoría de los jugadores del planeta. Como en el mundo mismo, algunos viven en espacios grandes y sin privaciones a la vista, el resto hace lo que puede entre penurias y sin perder el amor por la pelota.

En estos días, el fútbol se permitió mostrarse con sus fallas, sus máscaras, hechas de ideas, realidades y prejuicios que cada cual asume con respecto de su propia imagen. El presidente de la UEFA, Alexander Ceferin, adelantó que el fútbol tendrá cambios organizativos y remarcó que luego de esta pandemia "nada volverá a ser como antes". No es el único que percibe un antes y un después. “El fútbol se creyó importante hasta que el coronavirus le contó la verdad: es solo una simulación de la realidad”, graficó Jorge Valdano -tan claramente- hace unos días.

Tras ese juego de simulación, aparecen las diferencias, una suerte de quiebre entre lo que uno pretende mostrar y lo que realmente muestra: en el juego de disfraces, un día el mundo descubrió que un médico es más importante que un futbolista. Al menos hoy, sobrevive esa idea. Está a la vista de todos, son tiempos de un nuevo comportamiento social y de atender las demandas sanitarias esenciales. Con este contexto sobre su espalda, lo que preocupa al fútbol son las circunstancias y los calendarios. Las declaraciones de todas las partes no hacen más que dejarlo en evidencia. Quizá sea el tiempo de la solidaridad y del buen entendimiento entre los dirigentes y los jugadores. Valores intangibles que se imponen ante esta situación extrema. Fue dicho… Nada volverá a ser como antes.