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Opinión

El “9” es el problema mayor de la Selección

Es muy difícil ser campeón sin goles del goleador. Por eso las realidades de Lautaro Martínez y Sergio Agüero hoy preocupan inclusive más que el funcionamiento inestable de Argentina. Deberían jugar de entrada con Bolivia, ya eliminada, para ganar confianza y ritmo.
 

Lautaro Martínez necesita volver a su mejor nivel para darle una mano a Messi y a la Selección Argentina.
Lautaro Martínez necesita volver a su mejor nivel para darle una mano a Messi y a la Selección Argentina. - Daniel Miranda Salinas (APG Daniel Miranda Salinas)

Por Enrique Gastañaga

Si todo se remitiera al peso de los apellidos y a sus currículums, los centrodelanteros de la Selección no admitirían ningún tipo de discusión ni de incógnitas. Nadie podría atreverse a cuestionar a Lautaro Martínez y a Sergio Agüero. Sin embargo, en competencias cortas como la Copa América, la actualidad pesa más que en cualquier otra circunstancia. Entonces, en este contexto, el Toro y el Kun disparan preocupaciones. A tal punto, que hoy el problema mayor de Argentina es el “9”, por encima inclusive de la inestabilidad en su funcionamiento y de cualquier otro puesto.

El juego global de la Selección inquieta porque siempre de arranque entusiasma y lo traslada al resultado, pero después se apaga y pierde el control de la situación aunque no pasa sustos. Claro que debe crecer en el funcionamiento colectivo. Sin embargo, ya viene entregando señales de que es capaz de conseguirlo. El desafío pasa por prolongarlo. La diferencia con la individualidad representada por el goleador es que los encargados de desarrollar ese rol hasta ahora no aparecieron en ningún instante.

Lautaro es el “9” de Lionel Scaloni. Está muy claro. Sin embargo, aunque se esfuerza como siempre, el campeón de la Serie A con el Inter se muestra como nunca a contramano de casi todo. No exprime situaciones que en general resuelve con facilidad. A veces define sin convicción, a veces con alguna imperfección impropia de su jerarquía y como si estuviera a destiempo de la jugada. No se lo nota con la explosión y la potencia que distinguen a su mejor versión. Por algo cuando lo reemplazaron se manifestó con fastidio. Este año, en 4 partidos y 312 minutos, aún no celebró. Hasta esta racha negativa, había hecho 11 goles en 21 encuentros y 1393 minutos.

La realidad de Agüero tiene otros matices que no aceptan la sorpresa. No ganó continuidad en su última temporada en el Manchester City por las lesiones, por el Covid-19 y porque Pep Guardiola eligió jugar sin un “9” clásico. Después, por la final de la Champions League y por la firma de su contrato con el Barcelona, fue el último en sumarse a la Selección. Le falta ritmo y esa frescura marca registrada para desplazarse en el área y sentenciar a los arqueros. Se percibió con nitidez en los 58 minutos contra Paraguay.

No se hace demasiado foco en el “9” de Argentina. Sin embargo, jugando a pesar todos los puestos y sus interrogantes, es el sitio que más inquietud despierta. Aquí por supuesto no entra en análisis el genio, Lionel Messi.

El mapa de individualidades goza en el arco de la seguridad máxima de Emiliano Martínez. El lateral derecho entrega la saludable revelación de Nahuel Molina. En el corazón de la defensa, impacta Cristian Romero y Nicolás Otamendi levantó su nivel en el último partido. En la banda izquierda, Marcos Acuña convence. El mediocampista central genera debate, pero al menos ahí ya Guido Rodríguez respondió y a Leandro Paredes clase le sobra. Rodrigo De Paul no se discute, igual que Giovani Lo Celso. Es Nicolás González tal vez uno de los que más rindió. Angel Di María y Alejandro Papu Gómez representan una esperanza de recambio. Con saldo negativo, solamente el “9”.

Al cabo, contra Bolivia, el rival más débil y encima eliminado, Scaloni debería incluir al Toro y al Kun juntos. No se apunta a instalarlos ya como dupla titular. El objetivo debería ser que se suelten y se reconcilien con el gol, al menos uno de los dos. Ninguna mejor oportunidad que este cierre del Grupo A. Es cierto que Lautaro tiene una amarilla y se expone a una segunda que lo dejaría afuera de cuartos de final, pero vale la pena el riesgo. La prioridad es que se reencuentre para que llegue sin mochila a las series mano a mano.

Aparte de todas las cuestiones vitales de funcionamiento, para cortar los 28 años de sequía, para noquear a Brasil en la final que se insinúa y para no desperdiciar de nuevo a un Messi esta vez más líder que nunca, Argentina necesita recuperar a Lautaro Martínez y a Sergio Agüero para resolver su problema mayor, el del “9”. Es muy difícil ser campeón sin goles del goleador.

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