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Opinión

Día del niño

Cuando éramos niños esperábamos con entusiasmo nuestro día para que nos regalen una hermosa y deseada pelota, la camiseta del equipo de nuestros amores (siempre argentino) o los botines "Sacachispas" que nos hicieran sentir como los cracks que teníamos en el póster de la habitación. Hoy los tiempos cambiaron, los pibes son otros y los regalos también

¡Feliz día del niño!
¡Feliz día del niño! (Fotobaires)

Por Leonardo Gentili

Hay cosas que a través del tiempo no cambian. La ilusión, ansiedad y expectativas que giran en torno al día del niño son como las que sentíamos nosotros de pibes. Por supuesto que hay otras que sí cambiaron, por ejemplo, los regalos. Mientras nosotros, de pequeños, con una 'pulpo' (pelota de goma) podíamos hacerle un gol al arcoíris de los sueños, hoy los chicos quieren el mismísimo balón de La Champions.

En los días de nuestra niñez éramos los más felices del mundo si nos regalaban varios sobres de figuritas con los futbolistas del momento. En la actualidad la felicidad de los pequeños, y no tanto, pasa por la PlayStation. Antes el 'fulbito' en la calle era hasta que la luz natural nos acompañara, ahora se juega al 'fútbol' virtualmente, día y noche, encerrado entre cuatro paredes.

Tema aparte son las camisetas. En los años en los que un peso era plata y el viejo de cada uno de nosotros el superhéroe más poderoso, con los otros chicos del barrio nos mezclábamos en picados en los que se ponía en juego el honor. Honor y orgullo que se reflejaban en las camisetas que nos poníamos, todas de equipos argentinos, claro. En el mundo globalizado que nos toca vivir, los niños aguardan su día para que los sorprendan con la '10' blaugrana de Messi, la del Inter de Lautaro Martinez o la '11' de Di María en el PSG, eso con suerte, cuando no la '7' de la Juventus de Ronaldo, la '9' del Bayern Munich de Robert Lewandowski o la del Real Madrid de Karim Benzema.

Cambia, casi todo cambia, con menos soñábamos más. Eso sí, el balón fue y es el regalo más preciado. Mal que le pese a Serrat los niños nunca dejarán de joder con la pelota. De goma o trapo en infancias lejanas e inolvidables o las que son pura sofisticación en estos días que corren. En definitiva, y con el fútbol como pretexto, a los de antes que soñábamos con goles reales en el potrero, a los de ahora quienes sueñan con esos mismos goles aunque virtuales y manejando un joystick, a quienes crecimos al influjo de las gambetas de Diego y a estos que están creciendo al son de la zurda de Leo, a los que fuimos y a quienes lo son... ¡Feliz día del niño!

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