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Opinión

Dabove confundió a Dabove

Con tantos cambios y malas elecciones, el DT quedó atrapado en su laberinto. Parece perdido y la salida no es fácil de encontrar. Deberá mirarse al espejo, definir qué quiere, elegir un equipo con los Romero o sin ellos, sostenerlo y avanzar hasta donde pueda

Diego Dabove, DT de San Lorenzo
Diego Dabove, DT de San Lorenzo (Fotobaires)

Por Enrique Gastañaga

A un San Lorenzo desquiciado desde hace rato parecía que le haría muy bien un entrenador lógico como Diego Dabove. Lo que no se imaginaba era que ese técnico perdería tan rápido el sentido común futbolero. Es que Dabove confundió a Dabove apenas en una decena de partidos. Se cansó de cambiar, a casi nadie respaldó, equivocó la mayoría de sus lecturas, quedó atrapado por sus modificaciones permanentes y ahora parece perdido. Deberá elegir un equipo, sostenerlo y avanzar hasta donde pueda...

Si Dabove se encuentra en este laberinto peligroso, hoy sin salida a la vista, es porque viene cometiendo dos errores de fondo que se lo están devorando, vinculados con conceptos básicos que rigen a este juego fantástico.

  1. Cambia todo el tiempo. Es imposible encontrar un equipo aferrado a las variantes continuadas de nombres y de esquema. Dabove toca y toca. Así está. No se sabe a qué juega ni a qué quiere jugar su San Lorenzo. Ni siquiera sostuvo intérpretes y dibujo táctico después de la mejor versión ofrecida en la revancha con la Universidad de Chile. Rompió todo contra el modesto Aldovisi, perdió en el Gasómetro y de nuevo las dudas.
  2. A los mejores los desafía en lugar de seducirlos y se queda en un “ni”. Cualquier técnico siempre trata de poner de su lado a los futbolistas que marcan mayores diferencias, y más en un plantel sin demasiadas luces. San Lorenzo tiene a los Romero, que son talentosos pero también rebeldes y especiales, que son superiores al resto de los jugadores, Ángel sin ningún tipo de dudas y Oscar a pesar de sus irregularidades y por los grises exasperantes de todos los que vienen jugando en su lugar. Primero, trató de jugar sin los gemelos. Después, ante las evidencias, puso a Ángel, aunque mojándole la oreja con algunas exclusiones polémica. Eso sí, nunca apostó de verdad en los partidos más trascendentes por Oscar, ni siquiera un rato en el segundo tiempo vacío de fútbol contra Defensa y Justicia. Con los Romero, a Dabove le faltó siempre claridad. O los pone o que no jueguen más. Lo peor es quedarse a mitad de camino.

El desconcierto de Dabove se podría resumir en los reemplazos de Angel Romero y de Juan Ramírez (el mejor de todos casi siempre en este San Lorenzo) en el entretiempo contra Defensa y perdiendo 1 a 0. Es real que estaban jugando mal, pero ¿en serio Dabove creyó que con los ingresos de Troyanski y la versión actual de Uvita Fernández podría cambiar el rumbo? Eran cambios comprensibles en un equipo consolidado, con mayor jerarquía en el banco de suplentes, pero nunca en una construcción tan frágil como la de este Ciclón.

Si Angel Romero y Ramírez no cumplieron con lo que les pidió, como se rumoreó, ¿por qué no los sacó en pleno primer tiempo o por qué no apostó a un diálogo en el descanso para tratar de recuperarlos? ¿No hubiera sido mejor incluir, por ejemplo, a Oscar Romero por el intrascendente Jalil Elías, además responsable en el gol? Así podría haber juntado a los gemelos con Ramírez aunque sea un rato para ver si empezaban a jugar. Pero no: enojado, con bronca, el DT prescindió de los dos mejores futbolistas de San Lorenzo y no puso ni un minuto a Oscar. Y el equipo como se imaginaba con esos apellidos del segundo tiempo a casi nada jugó.

San Lorenzo no está para calenturas y su técnico tampoco. Es una historia que se inició con la elección de refuerzos que se sabía de antemano que nada modificarían. Es una situación que se acentuó con las modificaciones permanentes, con un equipo que no adquiere un perfil nítido, sin funcionamiento y cada vez con menos intensidad. Así quedó afuera de la Copa Argentina y está penúltimo en su zona del campeonato local. ¿Podrá en los duelos con Santos meterse en fase de grupos de la Libertadores? Se verá…

La situación es ultra delicada. Dabove confundió a Dabove y quedó atrapado en su propio laberinto del cambio. Ahora el técnico deberá mirarse al espejo y decidirse. ¿Qué quiere? La lógica indica reunir a los mejores: Ramírez a la izquierda, con Oscar de enganche y Ángel arriba junto a Di Santo. Y si no cree en los Romero que directamente no los ponga ni en el banco. El tema es que elija un camino y que avance hasta donde pueda. Basta de contramarchas. San Lorenzo no tiene más espacio para grises.

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