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Nacional

El mano a mano que Vélez le ganó a Gimnasia

Hace 24 años se dio una definición emocionante: los de Liniers empataron y dieron la vuelta olímpica gracias a que el Lobo no pudo superar a Estudiantes en la última fecha. Así, el equipo de Piazza se transformó en bicampeón

La atajada de Chilavert en el partido ante Independiente
La atajada de Chilavert en el partido ante Independiente (WEB: velez.com.ar)

Por Federico Del Río

Aquel 18 de agosto de 1996, Vélez había llegado con la mínima ventaja sobre Gimnasia. Un punto separaba al puntero de su escolta y la última fecha sería la decisiva para definir al campeón del Torneo Clausura. Los de Liniers, que venían de ganar el Apertura 95, eran locales frente a Independiente; mientras que el Lobo iba por la gloria justo visitando a Estudiantes en su viejo estadio. Claro que los de Griguol necesitaban una mano del Rojo para concretar el sueño de dar una vuelta olímpica que encima tendría el condimento de vivirla en tierra enemiga.

Eran los años dulces de Vélez, que habían comenzado con la obtención de Clausura 93 de la mano de Carlos Bianchi. Ese torneo llevó a los de Liniers a la Libertadores 94, que ganó superando al San Pablo, y de ahí a Tokio para superar al Milan y quedarse con la Intercontinental de ese año. El Apertura 95 y la Copa Interamericana 96 fueron los siguientes títulos que se festejaro de la mano del Virrey, quien dijo adiós cuando estaba en plena lucha por gritar bicampeón: lo contrató la Roma y se fue -junto a Roberto Trotta- cuando quedaban cuatro fechas para el final.

Osvaldo Piazza pasó de ayudante de campo a director técnico para ese sprint final en el que Vélez ya miraba a todos desde arriba después de haberle ganado 5-1 a Boca en la fecha 13, la tarde que José Luis Chilavert le hizo dos goles al Mono Navarro Montoya, uno de tiro libre y otro de penal. El arquero paraguayo fue la gran figura del campeón no sólo por sus atajadas: también en ese torneo fue cuando le hizo un gol a Germán Burgos pateando desde atrás de la mitad de cancha. Y en la última fecha le atajó un penal a Jorge Burruchaga, clave para conseguir el punto de diferencia que le sacó a Gimnasia para dar la vuelta olímpica.

Ese encuentro frente a Independiente fue sufrido para Vélez. El empate los obligaba a estar atentos a lo que transmitían las radios respecto a lo que pasaba en La Plata. Ahí Gimnasia quería conseguir un histórico primer título, pero tampoco la tenía fácil porque arrancó perdiendo por un gol de Claudio París. Luego Roberto Sosa lo igualó, aunque eso no fue suficiente. El Lobo tenía que ganar para ser campeón y no pudo. Por eso, los hinchas de Estudiantes festejaron ese 1-1 como si fuera un título propio.

En el Amalfitani se vivió otra tarde de fiesta. Incluso con Bianchi presente, siguiendo el partido desde uno de los palcos. El Virrey dejó Italia por apenas unas horas para festejar el sexto título en tres años y dar la vuelta olímpica abrazado a Piazza, el nuevo pelado que seguiría con la costumbre de ser campeón: ese mismo año también ganaría la Supercopa. "Ahora sí se puede decir que mi ciclo en Vélez se terminó. Esto fue lo último, tenía que cortar el cordón umbilical”, fueron las palabras de Bianchi 24 años atrás, la tarde en que Vélez gritó bicampeón.

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