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Nacional

El cachetazo de Gimnasia en la reapertura de la Bombonera

El día que Boca estrenaba los nuevos palcos de su estadio, el Lobo de Timoteo Griguol goleó al equipo de Bilardo: fue 6-0, con tres goles de Guillermo Barros Schelotto. Se cumplen 24 años de aquel triunfo histórico

Por Federico Del Río

Uno de los primeros proyectos que Mauricio Macri puso en marcha una vez que asumió la presidencia de Boca en diciembre de 1995 fue la reforma de los palcos de la Bombonera. Tiró abajo toda la tribuna que da a la calle Del Valle Iberlucea para construir una platea baja y los sectores VIP, por lo cual arrancó el Torneo Clausura 96 jugando como local en el estadio de Vélez. Fueron tres partidos en esa condición que disputó en Liniers hasta que el 5 de mayo, hace 24 años, volvió a su casa, pero la fiesta de reapertura no pudo ser completa: Gimnasia le ganó 6-0, en lo que hasta el día de hoy es una de las peores derrotas que sufrió Boca en su historia.

Así como Macri apunto a cambiarle la cara al estadio, también lo había hecho con el equipo. Contrató a Carlos Bilardo para ser el entrenador de un plantel con muchas figuras, al que también se sumaron Juan Sebastián Verón y José Basualdo. Ya estaban Maradona, Caniggia, el Kily González y Navarro Montoya, por ejemplo. El equipo llegaba invicto a la octava fecha (cinco victorias y dos empates), donde le tocaba recibir a Gimnasia, que por entonces tenía a Carlos Timoteo Griguol como entrenador y a Alberto Márcico, como figura después de haber sido declarado prescindible en Boca por el Narigón.

Y en esta tarde de nueva Bombonera, la historia la escribió el Lobo con seis goles que quedaron en los libros. Tres los hizo un tal Guillermo Barros Schelotto (todos en el primer tiempo) y los otros fueron de Fabián Albornoz, el propio Márcico y Saccone, ante un rival que (en ese partido sin Maradona) fue un concierto de errores, todos aprovechados por el equipo platense que también venía realizando una buena campaña, que finalmente no pudo coronar con el título: terminó segundo, un punto debajo de Vélez.

El 5-0, el que convirtió Márcico, tuvo su historia particular. Mucho se había hablado en la previa a ese encuentro sobre el regreso del Beto a la Bombonera, de donde se había tenido que ir por decisión de Bilardo. “Estaba ansioso, inquieto. En la noche previa al partido me habló de lo que para él significaba Boca, de los momentos que pasó, de las alegrías, de las pálidas…”, confesó Guillermo después del triunfo. Y cuando se dio el penal para Gimnasia, el mellizo se ofreció a patearlo para que Márcico no tuviera que hacerse cargo de esa situación, pero el 10 le respondió que él asumiría la responsabilidad. No falló. Y tampoco lo gritó.

Y hubo otra anécdota de aquella tarde en la Bombonera. “Nunca tuve un dolor tan grande como éste, ni como jugador ni como técnico. Nunca sentí tanta vergüenza en el fútbol”, declaró Bilardo en ese momento que evidentemente sufrió más que con el 0-1 en el debut de Argentina en el Mundial 90 frente a Camerún. El Doctor tuvo otra reacción bien de su estilo al volver al vestuario tras el 0-6: vio que varios de sus futbolistas llegaban con camisetas de Gimnasia que habían cambiado y le dio la orden al utilero que se las cortara con una tijera… “Yo se le había cambiado a Tchami y se la dieron toda en tiritas”, recordó Márcico años más tarde.

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