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Nacional

Cuando Passarella eligió a Cappa y desechó a Ramón

Una década atrás, Ángel firmaba su contrato y dirigía su primer entrenamiento en River, después de que el Kaiser echara a Astrada y le cerrara la puerta al Pelado, a quien pedía la mayoría de los hinchas

Por Federico Del Río

"El club no está en condiciones para que venga ahora. Fue unánime la votación entre el Consejo de Fútbol y la Mesa Directiva: concordamos en darle la posibilidad a Cappa de iniciar un proyecto de trabajo. Sabemos de la capacidad de ambos, pero teníamos que elegir". El 13 de abril de 2010, Daniel Passarella rompía un largo silencio que se había iniciado días después de asumir como presidente de River para anunciar que Ángel Cappa sería el nuevo técnico del equipo y no Ramón Angel Díaz, el nombre que parecía imponerse luego de la convulsionada salida de Leonardo Astrada. Una de las primeras polémicas decisiones del Kaiser, que al día siguiente ya estaba sentado con el mentor del tiki tiki para firmar un contrato (que no llegaría cumplir) hasta junio del 2011.

El club no está en condiciones para que venga ahora

Un 0-0 contra Atlético Tucumán que dejó a River tercero mirando la tabla de atrás hacia adelante, en la fecha 14 del Clausura 2010, fue el último partido de Astrada en el banco. Passarella le había prometido respaldo, pero lo terminó echando ya casi de madrugada y por teléfono. El flamante presidente ya tenía todo cerrado con quien sería el sucesor por más que quiso disfrazar la movida diciendo que se había comunicado recién después de que habían decidido un cambio de mando. Y el sucesor no sería Ramón Díaz, como el propio riojano había entendido en aquel café mano a mano con Daniel Alberto antes de las elecciones que le ganó por seis votos a Rodolfo D’Onofrio, en diciembre del 2009.

"En el momento que me necesiten, voy a estar. Yo tengo muchas ganas de dirigir a River. Los hinchas saben lo que puedo dar. Me da pena por ellos que sufren. Hace ocho años que no dirijo a River, imaginate cuántos campeonatos hubiera ganado" chicaneó el Pelado cuando supo que había sido utilizado como una carnada en tiempos de campaña y que la promesa se había esfumado. Así, Cappa se subió a un avión en Madrid, aterrizó en Buenos Aires, firmó su contrato y unas horas más tarde dirigió la primera práctica de un plantel quebrado internamente, que ya sufría por los resultados deportivos.

Yo tengo muchas ganas de dirigir a River

Ortega con sus problemas personales a cuestas, Gallardo sufriendo por las lesiones que lo tenían más afuera que adentro de la cancha, Almeyda tratando de encolumnar a los más chicos, y otros de experiencia (Ahumada, Ferrari y Vega, por ejemplo) que ya no arrastraban tanto. En ese primer día, del que se cumplen 10 años este martes 14, Cappa tuvo una charla corta pero particular con el arquero Vega para arrancar de cero después del cruce que tuvieron porque el DT lo había calificado como “sin manos” en un Huracán-River, cuando era el técnico del Globo.

En esa práctica inicial de su ciclo, Cappa paró dos equipos. Los titulares, con Vega; Ferrari, Ferrero, Quiroga, Villagra; Affranchino, Almeyda, Abelairas; Mauro Díaz; Ortega y Canales. Los suplentes fueron Navarro, Nico Sánchez, Cabral, Coronel, Juan Manuel Díaz; Barrado, Ahumada, Cirigliano; Gallardo; Buonanotte y Rosales. Tres días más tarde debutaría en el Monumental con un triunfo por 2-1 frente a Godoy Cruz. La ilusión del comienzo victorioso no duró demasiado: su etapa en Núñez se terminó antes de llegar al séptimo mes. Dirigió 18 partidos, con una efectividad del 50% producto de siete victorias, seis empates y cinco derrotas.

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