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Miguel Borja, el “9” que se ganaba la vida en una ferretería y ahora obsesiona a Boca

El goleador colombiano, que convirtió en los últimos duelos contra Argentina, tuvo una infancia dura, diversos trabajos y fue rechazado por varios clubes. Hasta que explotó y protagonizó el pase más caro en la historia del fútbol de su país. No seguirá en Palmeiras. ¿Será local en la Bombonera?

Miguel Borja grita un gol con la camiseta de Junior de Barranquilla, su último equipo. Ahora su futuro podría estar en Boca.
Miguel Borja grita un gol con la camiseta de Junior de Barranquilla, su último equipo. Ahora su futuro podría estar en Boca. (COPA LIBERTADORES)

Por Enrique Gastañaga

La imagen todavía se encuentra demasiado caliente y brota como la primera referencia. Forma parte de esa noche mágica que gozó a pleno Emiliano Martínez atajando tres penales en la histórica definición contra Colombia. Eso sí, Dibu no pudo con él. Le habló y le habló, pero no logró alterarlo. Quien pateó con toda su furia y convirtió fue Miguel Angel Borja, el mismo que hace poco más de un mes también había sentenciado a Argentina en Barranquilla, con un cabezazo en el cuarto minuto adicionado que dibujó el 2-2 final por las Eliminatorias.

Esos momentos invaden con fuerza máxima cualquier respuesta que pretenda contestar la pregunta ¿quién es Borja, el 9 colombiano que quiere Boca? Sin embargo, ubicando a un costado los episodios más recientes, este centrodelantero corpulento y potente, de 28 años y 1.83 de estatura, esconde una historia con múltiples singularidades.

A los 16, Borja ya había dejado su Tierralta natal, donde no siempre completaba las cuatro comidas, donde vendía empanadas y limpiaba terrenos para ganarse un peso, donde había probado con el beisbol (lo aburrió) y con el boxeo (se peleaba mucho en la calle, subió una vez al ring y lo noquearon).

A los 16, Borja ya se había establecido en Cali, pero nadie le anunciaba un futuro lleno de gol y un largo recorrido en el profesionalismo. Su currículum indicaba una baja en Envigado y una prueba no superada en el América. Se alojaba en la casa de un tío, cada día trabajaba en una ferretería para subsistir y recorría 15 kilómetros en bicicleta para entrenarse en el Club Fútbol Paz.

Ahí hubo algunos detalles que llamaron la atención de uno de los entrenadores, César Valencia, quien observó su talento y su capacidad para definir, pero quedó atrapado por la constancia y la fuerza de voluntad. Es que Borja, aunque cada jornada era demasiado larga, siempre se quedaba después de las prácticas puliendo diversas cuestiones. Entonces ese técnico lo rescató, le dio hospedaje y le posibilitó el abandono de la ferretería para dedicarse sólo a este juego fantástico.

Debutó Borja en Primera a los 18, en el Deportivo Cali, pero fue sólo un partido. El próximo destino, Cúcuta. Luego, dos temporadas en Cortulúa y dos partidos en La Equidad. Después, ocho encuentros sin goles en el Livorno de Italia y 16 con presentaciones con 3 gritos en nuestro Olimpo de Bahía Blanca.

Eso sí, el 9 que busca Boca explotó a los 22 años. Entre 2015 y 2016, coronó un festival de goles: 10 en 49 encuentros en el Santa Fe, 25 en 22 partidos en su segundo paso por Cortulúa y 17 en 27 en Atlético Nacional, club en el que marcó el gol de aquel 1-0 en la final contra Independiente del Valle que representó la conquista de la Copa Libertadores, con Franco Armani como compañero de equipo.

Con semejante actualidad, elegido mejor futbolista de América durante 2016 por el diario El País de Uruguay, no sorprendió que a principios de 2017 Borja protagonizara la transferencia más cara en la historia del fútbol colombiano: Palmeiras le pagó a Atlético Nacional 10.500.000 dólares por el 70 por ciento de su pase.

Brasil no fue el paraíso. En la tercera temporada no consiguió continuidad y el DT Mano Menezes dijo sobre Borja: “Muchos clubes lo querían y eso lo convirtió en una estrella. Quizás no lo era…”. Le estaban abriendo la puerta de salida.

Para reinventarse, a fines de 2019, eligió volver a Colombia y sacarse el gusto de jugar a préstamo en el club del cual es hincha: Junior. Y volvió a ser Borja: campeón de la superliga cafetero y 35 goles en 59 partidos.

Este Miguel, Borja, es el 9 pedido por otro Miguel, Russo. Ahora está Boca tratando de seducirlo, de convencerlo. ¿Quién hubiera imaginado que aquel adolescente ferretero tendría una década más tarde, ya con 28 cumpleaños encima, a Juan Román Riquelme a sus pies, pidiéndole que baje un poco sus pretensiones contractuales?

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