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Liga Profesional

El último amor de Diego

Un año atrás arrancaba el ciclo de Maradona en Gimnasia: más de 20.000 hinchas fueron hasta el bosque para recibir a su nuevo técnico en una primera práctica que estuvo cargada de emociones. El Lobo estaba revolucionado: más de 3.000 nuevos socios y camisetas con el 10 en la espalda agotadas

Por Federico Del Río

Eran las 13:54 del domingo 8 de septiembre de 2019 cuando asomó literalmente de la boca del lobo y no pudo contener las lágrimas. Apenas salió de la manga, pisó el césped y vio a más de 20 mil hinchas que cantaban por él, la emoción pudo más. No era el único que lloraba, en las tribunas también había fanáticos que no podían creer lo que estaban viviendo y no podían contenerse. Hace un año Diego Armando Maradona llegaba al Juan Carlos Zerrillo para dirigir la primera práctica de Gimnasia, en club que había revolucionado en apenas 72 horas.

El presidente Gabriel Pellegrino, el impulsor de la utopía que se hizo realidad, fue el primero en recibir a Diego. Abrazo, beso e invitación para que Diego se subiera a un carrito que lo llevó hasta el centro de cancha. La reciente operación en una de las rodillas de Maradona complicaban aún más su andar, pero no era un condicionante para hacer latir los corazones más fuertes que nunca. El Lobo, que parecía condenado al descenso, de repente había encontrado un motivo para creer que el milagro era posible. Había recurrido a Dios, ¿qué mejor solución era posible?

Diego lloraba y hasta intentaba saltar cuando desde las tribunas retumbaba “el que no salta es un inglés”. Con Lucas Licht casi como un guardaespaldas, el nuevo técnico agarró el micrófono para hablarles a los fanáticos que vivían un sueño en ese domingo. “Ustedes los hinchas nos van a dar el plus para ganar los partidos. ¡Y los vamos a ganar! Esta camiseta es la más linda del mundo porque tiene nuestros colores. Acá estoy en mi casa”, confesó Maradona.

Desde el momento en que se había confirmado la llegada de Diego al Lobo, el club vivió una revolución. De repente, la tranquilidad de la sede del club se vio desbordada por socios que querían ponerse al día para poder ir a la cancha y estar en la presentación del nuevo DT. En tres días, Gimnasia sumó 3.000 socios y tuvo que avisar que se habían agotado las camisetas que todos pedían con el número 10 estampado en la espalda. Mientras, Maradona no prometía soluciones mágicas: “No soy mago. Acá hay que trabajar para ganar los partidos. Yo quiero ganarme la plata corriendo, como lo hice toda mi vida”.

Ustedes me ayudaron a mí, yo los quiero ayudar a ustedes”, fueron las palabras de Diego a sus jugadores en el vestuario, apenas los conoció. El equipo estaba último en la tabla con un punto en cinco partidos y también era el peor en la tabla de promedios. Lo que vino después fueron 20 partidos del Gimnasia de Maradona: en la Superliga sumó seis triunfos, cinco empates y ocho derrotas, mientras que también ganó el único encuentro que alcanzó a disputar por la Copa Argentina para eliminar a Sportivo Barracas. Su próximo rival -si se reanuda la Copa en algún momento- será Dock Sud. “La vamos a pelear con los pibes. Si Dios quiere, Gimnasia se salva”, avisó aquel 8 de septiembre de 2019. Y Dios, o Diego, quiso. Y Gimnasia se salvó…

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