Novedades de la burbuja: la MLS y la NBA se preparan para Orlando

Es inminente el comienzo de una de las situaciones más atípicas de la historia del deporte profesional: en Orlando, Florida, ya está todo listo para que entre en funciones "la burbuja" en la que tanto las ligas de fútbol y básquet de los Estados Unidos, la MLS y la NBA, aislarán a sus jugadores para evitar que contraigan coronavirus en lo que será un reinicio por demás extraño de sus respectivas temporadas. En la previa de esta circunstancia particular, siguen emergiendo realidades inesperadas.

Por ejemplo, la que le tocó a Los Angeles Clippers, una de las franquicias más importantes de la NBA, serios candidatos al título de este año por su dúo estelar Kawhi Leonard-Paul George. Después que una nueva serie de hisopados para detectar la presencia de positivos de COVID-19 (una de las medidas que la liga obliga a sus franquicias a tomar) detectara que uno de los integrantes de la delegación que viajará la semana próxima a Orlando había contraído el virus, debieron cerrar sus instalaciones.

Esto no es nuevo para la NBA: la semana pasada, tras otra ronda de testeos, tanto los Brooklyn Nets como los Denver Nuggets decidieron tomar la misma determinación en sus centros de entrenamiento. Aunque la NBA está decidida a retomar sus actividades y ya comunicó que un positivo no hará que se suspenda nada de lo planeado, que la nueva ronda de hisopados de esta semana detectara nueve contagios fue un motivo de preocupación. De un total de 351 individuos testeados, ya son 25 casos positivos.

Mientras tanto, los que ya desembarcaron en Orlando son los futbolistas de la MLS, entre los que se cuenta a 30 argentinos. El torneo con el que vuelve la actividad, llamado "MLS Is Back", comenzará el próximo 8 de julio con dos partidos (Orlando City-Inter Miami y Nashville-Chicago Fire, por el grupo A) y las instalaciones de Disney se preparan con todo. O casi todo: en las últimas horas fueron furor en Twitter las quejas de los futbolistas por el precario menú de servicio al cuarto de los hoteles.

A Omar González, del Toronto FC, no le gustó el sándwich de 65 dólares que le enviaron a su habitación, y no dudó en publicarlo. Lo mismo opinó su compañero de equipo Eriq Zavaleta, que mostró la poca calidad de los componentes de la comida con la que deben alimentarse los futbolistas en la previa de su regreso a las canchas el próximo 10 de julio ante el D.C. United, por el grupo C. Sin dudas es algo que el complejo hotelero deberá corregir de cara a la llegada de la exigente NBA en unos días.