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Internacional

La conmovedora carta de un hincha de Colón a horas de un día que puede ser histórico

Este sábado, el Sabalero disputará la final de la Copa Sudamericana ante Independiente del Valle. Cantan, flamean las banderas y sacuden los trapos por toda América los hinchas de un Colón que es sangre y luto y ahora quiere ser campeón

Los hinchas de Colón alientan en la Copa Sudamericana
Los hinchas de Colón alientan en la Copa Sudamericana (Fotobaieres)

Cuando el agua se llevó el portón de entrada al club, pensé que se moría Colón. En el momento donde el remolino de recuerdos y goles se iba con el barro que entraba por las puertas del club, pensé en que moría. La sangre en las venas y el luto en el alma como la camiseta del glorioso Colón.

Se murieron miles de pibes del Barrio Centenario, de los lugares aledaños a la cancha, por cada tribuna, gol que se inundó. Y ahora Colón, levanta y anda. Ruge el latir de miles de corazones rojo y negros que viajaron y viajarán a Paraguay para verte ser grande otra vez. Tenés que nacer, Colón. Te inundaste varias veces, llenaste ese estadio de lágrimas que renace debajo de cada tablón, hoy convertido en cómoda butaca.

Hay que ganar Colón, por tu historia de dolor y luto, por la sangre sabalera en las venas de Bichi Fuertes, del Pampa Gambier, de la Chiva Di Meola. Hay que salir Colón, hay que ganar. Es el mandato popular de media ciudad que te va a alentar desde donde sea. Colón es pueblo, en Santa Fe, es locura y pasión de gente que no sabe cómo es pasarla bien. Son 114 años de vida y la alegría que está a 90 minutos de ser tuya. Para poder disfrutar primero hay que saber sufrir, es el lema del negro.

El día del descenso, hace sólo 5 años, pensé que se moría Colón. De nuevo. Porque la historia de estos 114 años de sabalerismo extremo y voraz, muestran a las claras que no se puede vivir sin morir, ni festejar sin sufrir.

En el rebote de Alario para jugar un maldito desempate e irte a la B, en la campaña con los pibes del club para ascender, en cada penal que atajó Burián para llegar a la final, en cada clase magistral del Pulga para mover y golear a cuanta defensa sudamericana viniera al Cementerio de los Elefantes. Una arenga más, un paso más negro querido, un aliento más que llegará desde toda la provincia. Ahí estarán los guerreros de Lavallén, librando una batalla más en suelo paraguayo, sordo ruido oír se deja de gritos apasionados desde tu Santa Fe natal. Son estos jugadores los que deben ser aliados de la gloria, escribir la página gloriosa del libro de los recuerdos.

Cantan los hinchas, flamean las banderas, sacuden los trapos por toda América. En micros, autos, aviones, o alguna que otra balsa, navega la ilusión del pueblo sabalero. Un esfuerzo más se pidió y los negros son mandados a hacer. Se abrazan, gritan, lloran, sueñan a donde los va a llevar ese penal de la vida en el Mineirao. Se vende todo para la entrada a Paraguay, menos la esperanza y la ilusión que son invaluables. Colón quiere festejar, quiere sentirse campeón, quiere salir de entre las penumbras de tantos años. Colón es sangre y luto de por vida. Ahora quiere ser campeón.

Firma: Un hincha de Colón

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