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Internacional

Jalen Green y una decisión que amenaza a las universidades de EE.UU.

Uno de los mejores jugadores del colegio secundario no cumplirá su año obligatorio antes de entrar en la NBA en la universidad. ¿Peligro para la NCAA?

Desde hace unos años, el sistema de formación deportiva universitaria de los Estados Unidos fue sujeto de mucha controversia. Pensado como una alternativa amateur que prepara a los jugadores de diversas disciplinas para la difícil transición al profesionalismo, sus estrictas reglas contra la ganancia de dinero por parte de los atletas ocasionaron más de una crítica. Tras que se conocieran escándalos de corrupción en años recientes, el esquema formativo de los EE.UU. parecía necesitar un cambio urgente.

En el caso de la NBA, uno de los deportes que más se ha alimentado de la NCAA (sigla en inglés de la Asociación Atlética Universitaria Nacional) a través de la historia, el clima de época empezó a notarse con la oleada de jugadores provenientes de las ligas profesionales y amateur de Europa que se volvieron estrellas de la liga. Luka Doncic, alero que jugara en el Real Madrid en su adolescencia, es el último ejemplo del modelo que llevó a Manu Ginóbili a destacarse en la máxima competencia mundial.

Además, en las últimas temporadas cada vez más jugadores estadounidenses han saltado directamente del esquema de colegios secundarios AAU (sigla en inglés de la Asociación Atlética Amateur) al profesionalismo. El cumplimiento obligatorio de un año que los separe del secundario y la NBA, aunado con la necesidad de obtener ganancias por su talento, los lleva a optar por jugar en el extranjero o en la G-League, liga de desarrollo de la NBA, que permite a los atletas firmar un contrato desde los 18 años.

Ahora Jalen Green, el mejor jugador de edad de secundario de la actualidad, se convirtió en el primer basquetbolista en firmar con el nuevo programa de desarrollo joven de la G-League y la NBA, lo que le permitirá cobrar más de 500 mil dólares por jugar un año en un equipo especialmente formado que enfrentará a clubes profesionales. Esta iniciativa busca evitar la sangría de talento basquetbolístico desde los EE.UU. al extranjero y mitigar el impacto del paso de los jóvenes a la alta competencia.

Se espera que varios de los mejores proyectos del país se unan a Green en este nuevo equipo: por ejemplo, el joven Isaiah Todd (13º en el ranking de prospectos para 2020) se arrepintió de su deseo de jugar para los Kentucky Wildcats, reconocido programa de desarrollo de la NCAA, y tendría decidido ser parte de esta propuesta. Con esta decisión, la NBA parece haber tomado el primer paso hacia tener su propio sistema formativo. ¿Qué pasará con el futuro del tradicional sistema de deportes universitarios?

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