Cuando Higuaín iba tras los pasos de Maradona
El Pipita llegaba a Italia hace siete años y los napolitanos ya lo amaban porque le había dicho que no a la Juventus. Fue dos veces campeón con la camiseta celeste y lo idolatraron hasta que lo trataron de traidor por irse del sur al norte
Por Federico Del Río
“Mi deseo es que los napolitanos puedan disfrutar y ser campeones otra vez. Estoy doblemente contento: por la gente y por el Pipita. Un verdadero argentino no puede jugar en la Juventus”. El comunicado que firmó Diego Maradona en aquel momento sirve para entender por qué los hinchas del Nápoli se enamoraron de Gonzalo Higuaín desde el primer día. Y también para comprender el nivel de bronca y enojo que experimentaron cuando el Pipita decidió cambiar de camiseta y ponerse la blanca y negra de la Vecchia Signora.
Después de siete años y medio en el Real Madrid, el delantero había manifestado su intención de salir del club. Juventus fue uno de los primeros interesados, pero las negociaciones no llegaron a buen puerto y finalmente Carlos Tevez fue quien terminó firmando para el club de Turín. Mientras que Nápoli sí llegó a un acuerdo con el Merengue y se quedó con el pase de Higuaín a cambio de 40 millones de euros. Así fue como el Pipita aterrizó el 24 de julio de 2013 en tierras italianas para comenzar una nueva historia en su carrera.
Fueron tres temporadas las del ex River en el sur de Italia, en las que disputó 147 partidos y convirtió 92 goles y fue dos veces campeón: ganó la Copa y la Supercopa de Italia en el 2014. Se trató de un período en el que Nápoli llegó también hasta una semifinal de la Europa League y hasta fue subcampeón en el Calcio, y el propio Higuaín terminó como goleador de ese campeonato de 2015/2016 gracias a 36 tantos en 35 encuentros, quebrando una marca récord que tenía más de sesenta años.
El Pipita se estaba transformando también en un mito para los napolitanos hasta el mercado del verano italiano de ese 2016 en el que la Juventus volvió a cruzarse en su camino y esta vez, tres años más tarde de su arribo a Italia, el delantero aceptó tomar esa ruta. Ni los 90 millones de euros que pagaron los turineses alcanzaron para calmar la furia que se había desatado en el sur. Traidor fue el sustantivo más suave que utilizaron los hinchas para descargar su bronca con la decisión de Higuaín de cambiar de camiseta.
Gestos de repudio hubo de todo tipo. Desde hinchas que mostraban cómo quemaban la camiseta celeste que llevaba el nombre del Pipita hasta banderas dedicándole los peores mensajes en el San Ciro. Y todavía les dura el enojo: el 25 de mayo pasado, en la cuenta de Twitter en español del Nápoli postearon una imagen de un equipo armado por argentinos que jugaron en el club e Higuaín fue el gran ausente. Lo borraron de su memoria.
